En la piel de un artista

Artículo.

La carrera séptima es un recorrido bastante congestionado. Arrancando desde el centro de la ciudad hasta los confines de Usaquén, el flujo vehicular parece detenerse en cuanto más rápido corren las manecillas del reloj. Y al paso que vamos los retrasados, se nos es difícil competir con el tráfico para llegar a tiempo.

Al coger el bus, siempre escuchando música y una playlist bien variada, voy pensando en la imagen que quiero plasmar sobre mi piel, una imagen compleja para los ojos de muchos, pero agradable a los ojos de un artista, un artista capaz de estampar memorias y caprichos en la piel. Juan Sebastián Maldonado es este artista singular, quién vasto en experiencia, ofrece un trabajo de calidad, un grabado en la dermis cautivante y atractivo, añadiendo su atención, gentileza y por qué no, su amistad.

A Juan lo conocí un par de meses atrás, durante otra sesión que tuve con Kristian González, en el icónico Classic Love, casa de los mejores protagonistas del mundo del tatuaje. El lugar da una sensación de confianza, por demás agradable para cualquier simpatizante del mundo de la tinta. En cada ocasión que voy, encuentro a Juan trabajando en sus diseños, persistente en sus bocetos, y siempre dispuesto a ser quien plasme los deseos de cualquiera. Classic Love es un espacio imperturbable, donde el talento es visible tanto en sus paredes como en la mano de sus artistas. Para Juan ha sido un hogar, un lugar para enseñar y cultivarse. “Acá uno aprende un montón, compartiendo con los otros tatuadores. Cualquier duda que tengo es respondida por mis compañeros y siempre estoy dispuesto a ayudar. La idea es instruirnos unos a otros”.

A Juan se le ve concentrado en todo momento, formal a la hora de empezar, y por supuesto responsable en cuanto comienza a producir su arte. Cada trazo es impecable, y demuestra el compromiso que conserva entre su talento y la facultad que aprendió desde hace tiempo. Como el mismo menciona “me di cuenta que quería empezar a tatuar desde que estaba en el colegio. Aún recuerdo que para mi proyecto final de física, hice una máquina de tatuar casera” y es que cuando se tiene una pasión por algo, ni el más mínimo detalle puede aplacar las aspiraciones ni objetivos.

Con el paso del tiempo Juan se fue puliendo en sus dibujos y grabados. El tatuaje se convirtió en una profesión, llena de orgullo y satisfacción. Juan, quien cimentó su camino al éxito a través de la constancia y la práctica constante, empacó maleta junto a sus tintas y máquina para irse a Panamá, el primer viaje de muchos, que configuraron una nueva etapa en la carrera de este artista. “A pesar de que en Panamá no aprendí mucho, fue un paso importante dentro de mi carrera. Después de eso pude ir a Europa y darme mejor a conocer, y el año pasado estuve en una convención en Paraguay que fue una experiencia brutal, conocí tatuadores increíbles, hice amigos y aprendí un montón” añade Juan. En conjunto a su amabilidad, puedo añadir las buenas conversaciones que entrelazamos. Al momento de tatuar, conversamos de música, experiencias e incluso anécdotas chistosas. De esta manera se hace más fácil asimilar el dolor de la aguja, porque si, por más reducido que parezca puede tornarse algo lacerante. Pasa el punzón fino y atento a todos los detalles que conforman el tatuaje, mientras hablamos un poco sobre temas alusivos al punk. En general el gusto musical, es un factor en común que tenemos con Juan, podría incluso decir, que he aprendido un poco más sobre este género mediante la cercanía y conocimiento que tiene él con este mundo.

Todos estos aspectos, han hecho de Juan Maldonado un tatuador excepcional, en quién muchos grabados se encomiendan a su mano, a su profesionalismo y por supuesto a su talento. Juan sigue tatuando en Classic Love y continua labrando su senda al triunfo, un triunfo que no se mide en billetes o reconocimiento, sino como el mismo lo menciona “crecimiento personal”. Le sigo confiando mis caprichos de vez en cuando y cada que puedo, voy y lo saludo, donde siempre encuentro al conocido y sencillo Juan, que respira en la piel de un artista.